Terminé de leer la autobiografía del director japonés Akira Kurosawa y realmente me resulto muy interesante. Principalmente se destacan las descripciones des sus experiencias personales, ya que por medio de su relato se puede entender como era la vida en esa parte del mundo en el periodo que va de 1911 a 1923.
Kurosawa describe el Japón imperial, primero como un lugar tranquilo que era manejado por una elite (de 1910 a 1925) y luego como un estado cargado de fanatismo y fascinación por la guerra.
Además tiene un pasaje muy interesante sobre el terremoto de Kanto de 1923, donde él narra como sobrevivió al desastre porque la tienda de libros a la que había ido estaba cerrada, ya que de haber estado abierta el temblor lo habría atrapado dentro del negocio. Akira explica que durante el movimiento sísmico el se mantuvo constantemente aferrado a un poste de luz, que aunque no dejaba de moverse permanecía sujeto al suelo.
El director Japonés nació en una familia de tradición Samurai, lo que explica que la mayoría de sus películas se centraran en esta temática. Además estudió esgrima japonesa durante toda su infancia y parte de su adolescencia, aunque parece que no era muy bueno en ello.
Al leer el libro de Kurosawa uno puede meterse aún más en sus películas y muchos planos cobran nuevos significados. Por ejemplo en su libro narra una anécdota extensa sobre un perro, y aunque no lo dice directamente el lector no puede evitar relacionar esto con su película “Perro Rabioso”.